El aluminio es un material sostenible, 100 % reciclable y de bajo impacto ambiental.
Ofrece un excelente aislamiento térmico y acústico, gracias a la integración de roturas de puente térmico y cristales de altas prestaciones.
Tiene una durabilidad excepcional. Resiste la corrosión, los agentes atmosféricos y los rayos UV.
Requiere poco mantenimiento.
Gran versatilidad en diseño y amplias opciones de personalización de acabados.
Alta resistencia estructural, ideal para grandes superficies acristaladas y carpinterías de diseño minimalista.
El aluminio es uno de los materiales más empleados en carpintería moderna gracias a sus excelentes propiedades en aislamiento, durabilidad y sostenibilidad ambiental. Este material combina ligereza, resistencia y adaptabilidad, lo que lo convierte en una opción ideal para ventanas y puertas orientadas a mejorar el confort en el hogar y la eficiencia energética.
El aluminio, por su naturaleza conductora, no es un buen aislante térmico. Sin embargo, gracias a las actuales tecnologías de fabricación de carpintería de aluminio y a la inclusión de barreras térmicas en el interior de los perfiles, hoy en día se logra una solución que aúna durabilidad, sostenibilidad y aislamiento sin renunciar a nada. Sistemas como las roturas de puente térmico o los insertos aislantes interrumpen la transmisión de calor, mejorando notablemente la eficiencia energética.
Además, el aluminio admite fácilmente doble o triple acristalamiento, lo que refuerza aún más sus capacidades de aislamiento térmico y acústico. Por eso, las carpinterías de aluminio son una opción premium tanto en viviendas como en entornos profesionales.
Una de las grandes ventajas del aluminio es su durabilidad. A diferencia de materiales como la madera —que puede pudrirse, deformarse o requerir mantenimiento constante—, el aluminio es muy resistente a los agentes atmosféricos, la corrosión y los rayos UV. No se oxida ni se deteriora con el tiempo, incluso en condiciones climáticas adversas como lluvia continua, viento o sol intenso. Esto asegura una larga vida útil de la carpintería sin necesidad de intervenciones costosas ni frecuentes.
Además, el aluminio resiste muy bien las deformaciones, por lo que es perfecto para ventanas y puertas de gran formato donde la estabilidad estructural es crucial. Gracias a su solidez, se pueden diseñar perfiles delgados que maximizan la superficie acristalada y la entrada de luz natural, sin comprometer la seguridad.
El aluminio es un material altamente sostenible. Es 100 % reciclable y conserva todas sus propiedades originales. Esto significa que puede reciclarse infinitas veces, reduciendo la necesidad de explotar nuevos recursos naturales. Además, el reciclaje del aluminio consume solo un 5 % de la energía que requiere la producción primaria, lo que reduce significativamente las emisiones de CO2 y el impacto ambiental.
El uso de carpintería de aluminio, además de contribuir a un menor consumo energético del edificio gracias a su aislamiento, favorece un modelo de economía circular, en el que los materiales se reutilizan y reciclan, generando menos residuos.
Otra ventaja del aluminio es su mantenimiento reducido. A diferencia de la madera, que necesita tratamientos periódicos para evitar su deterioro, el aluminio es muy fácil de mantener. Su superficie no pierde color y no requiere lacados ni tratamientos de protección constantes. Basta con una limpieza ocasional para que conserve su aspecto durante décadas.
Además, el aluminio es un material muy versátil, disponible en una gran variedad de acabados y colores gracias al lacado en polvo o el anodizado. Esto permite personalizar el diseño sin renunciar al rendimiento técnico. Es ideal para proyectos arquitectónicos contemporáneos que buscan líneas limpias y elegantes, pero también encaja perfectamente en reformas de estilo más clásico.